Blog del SISO

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miércoles, 1 de octubre de 2014

Reflexiones operativas sobre las Unidades Técnicas para el Tratamiento y Análisis de la Información, exigidas por la Ley 10/2010 de prevención del blanqueo de capitales y de la financiación del terrorismo (parte segunda)



(Exigencias matizadas por el  Art. 35.3 del Reglamento de la Ley 10/2010)

En la parte primera de este trabajo, mis reflexiones giraron sobre la exigencia de exclusividad del Art. 35.3 del Reglamento de la Ley 10/2010 de prevención del blanqueo de capitales y de la financiación del terrorismo. Según este artículo, los sujetos obligados, a partir de un determinado umbral cuantitativo, han de crear para el cumplimiento AML unidades técnicas para el tratamiento y análisis de la información, que deberán contar también, en dedicación exclusiva, con personal formado y especializado. En el anterior trabajo traté de buscar una fórmula que permitiera cumplir  con el Reglamento, pero que al mismo tiempo respetara la libertad empresarial de organización interna.

La fórmula encontrada y argumentada, sobre la que profundizaré un poco más en esta parte del trabajo,  puede ser perfectamente defendible por los sujetos obligados y, no representará un mayor esfuerzo económico para las empresas, puesto que ya está asumida en las actuales estructuras organizativas.

Pero el Reglamento exige también que el personal AML de las unidades técnicas esté especializado  y posea la formación adecuada en materia de análisis, de lo que se deriva que los sujetos obligados no pueden conformarse con la solución formal explicitada en la parte primera de estas reflexiones, puesto que sólo justificaría la exigencia de exclusividad.

Es por ello por lo que nuestra Asociación invitó en su día a Dña. Sonia Gogova, reputada especialista en “Inteligencia Competitiva Aplicada”, para que aclarase a los responsables de prevención del blanqueo de nuestras entidades, las características mínimas que deberían tener las  “Unidades Técnicas para el Tratamiento y Análisis de la Información” si queríamos  cumplir con estas dos nuevas exigencias reglamentarias: la especialización y la formación en materia de tratamiento y análisis de la información.

Lo que sigue constituye una interpretación personal de los argumentos ofrecidos en la conferencia por esta especialista en inteligencia competitiva, sobre las implicaciones que para las unidades técnicas tendrán las exigencias de formación y  especialización.

La formación y especialización en el tratamiento y análisis de la información requiere de técnicas y herramientas que no pueden improvisarse, ni dejarse al albur de la buena voluntad de los departamentos de las empresas. Constituye una materia de conocimiento que está desarrollada y contrastada a nivel teórico y práctico desde hace muchos años,  en universidades, organizaciones y empresas.

Centrándonos en las empresas,  debo indicar que esta rama del conocimiento va penetrando cada vez más en la actividad económica mediante diversos nombres y  objetivos concretos, como por ejemplo: Inteligencia competitiva, inteligencia empresarial, inteligencia económica, inteligencia de negocios, etc. Es por ello por lo que en España existen diversos másteres y  títulos de experto por varias universidades e instituciones, y se están creando empresas especializadas que se dedican al asesoramiento en estas técnicas.

Como una aproximación a la materia podría servirnos la imagen de LA PIRÁMIDE INFORMACIONAL explicada en su conferencia por Dña. Sonia Gogova.



Esta imagen de la pirámide  expresa muy bien el proceso necesario para convertir los datos en información, la información en conocimiento y el conocimiento en inteligencia.

En la práctica de los negocios, el principal activo intangible que poseen las empresas es el conocimiento contrastado que tienen de sí mismas, unido al conocimiento que obtienen:
  • del sector en el que  operan, y
  • de las circunstancias externas que rodean su propia actividad.


Para conseguir este activo llamado CONOCIMIENTO, las empresas han de dotarse  de unas estrategias y herramientas enfocadas a la búsqueda, el tratamiento y el análisis de aquellos datos internos y externos que son necesarios para la toma de decisiones, que es  lo que constituye la finalidad de la  INTELIGENCIA.

Los datos por sí solos no sirven  para crear la inteligencia necesaria para la toma de  decisiones; primero habrá que convertir estos datos en información mediante un primer proceso, la información habrá que convertirla en conocimiento mediante un segundo proceso, y es este  conocimiento el que se utilizará posteriormente por los equipos directivos para obtener inteligencia, mediante un tercer proceso.

La inteligencia constituye, por tanto,  el vértice de la pirámide informacional que estamos analizando:



Aunque la optimización de los procesos no esté entre las  prioridades de las empresas, éstas siempre utilizan en sus actividades diarias, aunque sea de forma inconsciente, la pirámide informacional.

Veámoslo en un modelo:

En la actividad normal de las empresas se producen hechos de diversa índole que se convierten  en datos mediante los variados procedimientos establecidos para su recogida y fijación histórica. Este proceso  con datos estructurados se realiza de forma automática  por el personal administrativo de los departamentos, mediante la alimentación de las bases de datos internas.

Las propias bases de datos estructurados alimentadas por el personal administrativo, son las que automatizan la organización de mismos, su codificación, su registro, y su clasificación, para que puedan ser fácilmente  localizados y consultados.

PRIMER PROCESO
Son dos, los tipos de datos que se convierten en información mediante el primer proceso de la pirámide informacional:
  • Los datos estructurados (esenciales para el control de la actividad normal de las empresas), explicitados arriba.
  • Los datos desestructurados, que se convierten en información tras procesos no automatizados (normalmente realizados por los  departamentos que los recogen), en los que se verifican, se ponderan y se les da la relevancia necesaria para los objetivos de su obtención.


Sólo existe información  cuando los datos  recogidos  están contextualizados, tienen un significado y son relevantes para las empresas.


INFORMACIÓN DESESTRUCTURADA VERSUS INFORMACIÓN ESTRUCTURADA

Los datos  que conforman la  información desestructurada son necesarios para asegurar el desarrollo y la supervivencia de las empresas y, pueden proceder de las propias empresas,  de los sectores en donde éstas compiten  y de las circunstancias que influyen sobre los mercados en donde operan.

No es lo mismo trabajar con información estructurada que  con información desestructurada; ésta última es fundamentalmente cualitativa y tiene un origen diverso no siempre controlado. Es por ello por lo que hay que saber buscarla, tratarla y analizarla, teniendo en cuenta los objetivos para los que esta información va a resultar necesaria.

Por el contrario, la información estructurada contiene los datos que miden los hechos objetivos que suceden en las empresas. Estos datos pueden ser cuantitativos o cualitativos y, su calidad es verificada por los departamentos de control interno.

La información estructurada se almacena en diferentes bases de datos, mediante procesos de alimentación que están previamente definidos.  El tratamiento de esta información suele estar automatizado.

SEGUNDO PROCESO

La información estructurada y la no estructurada, sólo podrá ser de utilidad para las empresas  si es presentada a los  órganos de decisión de forma compresible, para lo que resulta necesario un segundo proceso de tratamiento y análisis,  que tiene por objeto la búsqueda de inferencias y tendencias. Este segundo proceso es el que convierte la INFORMACIÓN en CONOCIMIENTO.

Las  empresas que nunca se preocuparon  de crear unidades técnicas para el tratamiento y análisis de la información, u otras unidades similares dentro de sus organigramas organizativos, ya indiqué que realizan en la práctica y de forma departamental los dos procesos referenciados hasta ahora, aunque no lo hagan de forma consciente.

Pero para realizarlos han tenido que incrementar los costes personales y técnicos de estos departamentos, sin llegar a tener la suficiente seguridad de que el personal que se encarga específicamente del  tratamiento y del análisis de la información desestructurada y,  de su conexión operativa con la estructurada, posea la formación adecuada.

Esta constatación de posibles ineficiencias, es la que obliga  a las organizaciones a analizar los problemas que acarrean la obtención y el análisis de la información desestructurada, y su conexión operativa con la estructurada.

Es verdad que las ciencias empresariales enseñan muy bien a manejar la información estructurada necesaria para el funcionamiento de las empresas, porque sin ella no sería posible controlar la comercialización, la administración, la producción, la financiación, etc., pero enseñan muy poco a manejar la información desestructurada y su conexión con la estructurada. Siendo esto así, los procesos de decisión quedan  muy supeditados a la intuición de los directivos y a la consistencia o no de los datos de información desestructurada que estos manejan y que resultan necesarios para la toma de decisiones.

Resulta evidente también que una gran parte de la información desestructurada interna generada en las empresas,  queda inservible en poco tiempo porque nadie se encarga de su tratamiento y análisis. Esto sucede por el movimiento inevitable del personal que la generó en su día a causa de  las jubilaciones, los ascensos, los despidos, los cambios de responsabilidad, etc.

Esta información interna no estructurada se conserva un tiempo en las bases de datos documentales de las empresas  y puede ser utilizada fácilmente a través de búsquedas selectivas dentro de los  sistemas gestores de bases de datos mediante  diversos campos, como nombres, fechas, número de registro, etc., pero para ello los analistas tienen que  conocer su existencia y su  posible utilidad en la resolución de los problemas en los que estén trabajando.

Se trata de la ingente cantidad de información que se oculta en los informes, correos electrónicos, hojas de cálculo y documentos varios que se generan continuamente en las empresas y,  que se archivan  centralmente o dentro de los diferentes  departamentos y áreas de producción o  cumplimiento.

Para que esta información no estructurada pueda  ser de utilidad  a las empresas, previamente ha de ser tratada por especialistas para su organización y estructuración, mediante su clasificación, codificación y registro  a partir de los documentos en donde se oculta.

Sólo así podrá ser localizada y consultada fácilmente por aquella parte de la organización que la necesite.

Éste sería uno de los trabajos transversales de las unidades técnicas para el tratamiento y análisis de la información.

Junto a la información desestructurada interna existe la externa que también resulta  necesaria para la consecución de determinados objetivos o para solventar problemas concretos de las empresas. Pero su acceso requiere del manejo de grandes volúmenes de datos no sistematizados  y de orígenes muy diversos, como por ejemplo, bases de datos externas, datos generados en redes sociales, datos generados en foros,  datos extraídos de las Web’s mediante técnicas-web semánticas, información obtenida en otros idiomas, etc.

Esta información no estructurada cada vez resulta más útil a las empresas, pero su identificación y extracción para el análisis resulta costosa. No es una información predecible como sucede con la estructurada,  ni es perfectamente repetible, por lo que ha de ser tratada y analizada con técnicas específicas para poder extraer su significado o para poder valorar su contexto. Dentro de ese proceso de tratamiento y análisis  se ha de comprobar  su vigencia, se ha de justificar  su validez y confiabilidad, se ha de ponderar su valor, así como determinar su importancia y relevancia en relación con los problemas que se pretenden solucionar mediante su obtención.

Las unidades técnicas para el tratamiento y análisis de la información se encargarían de ofrecer  apoyo técnico a los departamentos que deba generarla y analizarla.

Una vez obtenida esta información para los objetivos inmediatos de los distintos departamentos, si se quisiera archivar habría que sistematizarla y homogeneizarla.

La sistematización y homogeneización para el archivo de esta información no puede dejarse al albur de los  departamentos que la hayan generado, sino que debe realizarse mediante una unidad especializada que se encargue de clasificarla  en unas determinadas categorías que tengan un sentido unívoco para toda la organización.

Éste sería otro de los trabajos transversales de las unidades técnicas para el tratamiento y análisis de la información.

TERCER PROCESO

El tercer proceso es el que permite convertir el CONOCIMIENTO en  INTELIGENCIA.

La inteligencia no es otra cosa que el conocimiento puesto al servicio de las necesidades de las empresas. Es el resultado del uso activo y productivo del conocimiento.

Para que exista inteligencia, el conocimiento ha de estar contextualizado, lo que se consigue mediante el tercer proceso que conforma la pirámide Informacional explicada por Dña. Sonia Gogova en su conferencia. En este proceso,  a los datos se le suman inferencias, suposiciones, consecuencias, recomendaciones, escenarios de acción/reacción, etc.

Es en este tercer proceso donde se involucran directamente, junto con las unidades técnicas, los diferentes órganos de decisión de las empresas, que son los que conocen realmente sus  problemas y necesidades  y los que están más interesados en encontrar las soluciones.

En este modelo, los órganos de decisión utilizan a las unidades técnicas como fuentes de información contextualizada.

FUNCIONES DE LAS UNIDADES TÉCNICAS PARA EL TRATAMIENTO Y ANÁLISIS DE LA INFORMACIÓN:

Del modelo de la pirámide informacional presentado por Dña. Sonia Gogova, podemos deducir algunas de las funciones que dentro  de las empresas pueden desarrollar  las unidades técnicas para el  tratamiento y análisis de la información.
  • Clasificación, codificación y registro de la información desestructurada interna departamental
  • Apoyo técnico a los departamentos que generan información desestructurada interna y externa
  • Obtención de información desestructurada interna y externa para los órganos de decisión
  • Clasificación, codificación y registro de la información desestructurada externa departamental



Teniendo en cuenta estas funciones, resulta comprensible que las unidades técnicas deban tener dentro de las empresas un alcance global en el tratamiento y análisis de la información, y que racionalmente no puedan circunscribirse a la prevención del blanqueo de capitales y de la financiación del terrorismo.

Han de constituir un punto de apoyo técnico para las investigaciones que realizan los departamentos productivos y de cumplimiento. En estas unidades y por motivos de racionalidad y economicidad, han de quedar centralizadas las herramientas tecnológicas que sean necesarias para la obtención, el tratamiento y el análisis de la información desestructurada, junto con los protocolos de seguridad para su uso. Se encargarían igualmente, bajo el control directo de la alta dirección, de aquellas investigaciones que fueran sensibles para las empresas, entre las que sin duda estarían  las referidas al blanqueo de capitales y a la financiación del terrorismo. En cuanto a las investigaciones sujetas al “examen especial del Art. 17 de la Ley 10/2010”, únicamente los analistas de las unidades técnicas que pertenezcan también a los departamentos de prevención del blanqueo de capitales y de la financiación del terrorismo, podrían manejar la información sujeta a la prohibición de revelación y, los únicos autorizados para el acceso, sin consentimiento, a las bases de datos  referenciadas en la Ley para la prevención AML.

Bajo mi criterio, una interpretación del Reglamento en el sentido literal de  creación de las unidades técnicas en exclusividad para la prevención AML, sería un despropósito técnico y económico muy difícil de soportar para la  mayoría de los sujetos obligados.

Desde un  aspecto técnico, estas unidades no podrían llegar a ser  eficientes dedicándose sólo al mono-tema de la prevención del blanqueo de capitales y de la financiación del terrorismo, puesto que quedarían al margen del conocimiento global de las actividades de negocio de las empresas, lo que también resultaría perjudicial para la prevención del blanqueo de capitales y de la financiación del terrorismo. Duplicarían los servicios, puesto que las empresas, necesariamente y al margen de la legislación de PBC/FT,  irán creando este tipo de unidades con una vocación de globalidad, si es que  no las tienen ya en funcionamiento.

La exigencia de exclusividad para las unidades técnicas, sería muy costosa de imponer a una gran parte de las empresas que están dentro del umbral reglamentario,  puesto que se las obligaría  a montar estructuras complejas y caras  sólo para la prevención del blanqueo de capitales y de la financiación del terrorismo,  lo que además de resultar  antieconómico desde un punto de vista empresarial, iría contra el espíritu del Real Decreto 304/2014 por el que se aprueba el Reglamento, que tiene muy en cuenta los medios limitados con los que cuentan los sujetos obligados.

La interpretación literal del Art. 35.3 del Reglamento, sin duda será  matizada muy pronto por la Administración si quiere evitar que esta interpretación reglamentaria, bajo mi punto de vista incorrecta, termine creando simples estructuras formales, dentro de aquellos sujetos obligados sometidos al umbral reglamentario, estructuras que estarían carentes de la formación y especialización adecuadas.

Bastaría para solucionar este problema interpretativo, que dentro de los  departamentos de prevención del blanqueo de capitales, existiesen secciones de analistas pertenecientes a las UNIDADES TÉCNICAS PARA EL TRATAMIENTO Y ANÁLISIS DE LA INFORMACIÓN de las empresas, que serían los que tuvieran la dedicación exclusiva para las materias de prevención del blanqueo de capitales y de la financiación del terrorismo.


LA FORMACIÓN Y ESPECIALIZACIÓN DE LOS ANALISTAS.

Según Dña. Sonia Gogova,  los analistas  han de ser formados para ser capaces  de desarrollar dentro de las empresas el ciclo de inteligencia competitiva. Este ciclo contiene los siguientes hitos:
  1. Entendimiento de las necesidades
  2. Planificación del trabajo
  3. Obtención de la información
  4. Verificación y categorización de la información
  5. Análisis de la información
  6. Conclusiones y recomendaciones técnicas
  7. Comunicación de los resultados





Para que los analistas puedan desarrollar el ciclo de inteligencia competitiva han de ser seleccionados y formados expresamente para este objetivo, y han de aprender  a dominar las técnicas y las herramientas de tratamiento y análisis necesarias. No bastan para ello  las experiencias adquiridas en los departamentos  en los que estos analistas hubieran prestando anteriormente sus servicios.
  • Han de dotarse de un pensamiento “sistémico, conceptual, analítico y crítico” que les permita manejar la información de forma eficiente.
  • Han de dotarse de la “auto-disciplina” necesaria para superar los retos y las dificultades que supone una investigación orientada a la resolución de problemas y necesidades dentro de las empresas.
  • Han de dotarse de un “razonamiento lógico” que les permita desarrollar su trabajo de forma clara, precisa, exacta, relevante, profunda, e imparcial, tanto en el análisis de las fuentes, como en la redacción de los informes.


Esta formación especializada les facilitará la adquisición de las siguientes habilidades y competencias genéricas que son necesarias para poder tratar y analizar información, a saber:
  • Razonamiento inductivo-deductivo (capacidad de análisis y síntesis; capacidad de tratamiento, interpretación y evaluación de la información; capacidad de coordinación; capacidad de anticipación y prospectiva)
  • Pensamiento crítico (capacidad de crítica externa y de autocrítica)
  • Creatividad y curiosidad disciplinadas (capacidad de definir y resolver problemas; capacidad de aprendizaje; capacidad de autogestión en el trabajo; capacidad para dominar idiomas)
  • Conocimiento del trabajo en equipo (capacidad de trabajar en equipos interdisciplinares; capacidad de flexibilidad y adaptabilidad en el trabajo)
  • Prácticas y compromisos éticos.


Al mismo tiempo han de especializarse en las técnicas del tratamiento y análisis de la información, como por ejemplo:
  • Data Mining
  •  Web Mining
  • Tex Mining
  • Análisis de textos (TexQuest, Wudz, Concordance, etc.)
  • Análisis estadísticos (de regresión, multifactoriales, etc.)
  • Analytics (Google, Mint, Woopra, Piwik, IBM, etc)
  • Análisis Estadísticos (descriptivos, inferenciales, etc)
  • Etc.


Esta formación y especialización servirá para que las personas  que formen parte de las unidades técnicas puedan desarrollar de forma eficiente, tanto el tratamiento como el análisis de la información, especialmente la desestructurada.

Como vimos anteriormente, la información estructurada suele estar en bases de datos, que no son más que conjuntos de datos organizados en registros y almacenados en soportes electrónicos, que resultan legibles mediante ordenadores, lo que facilita su análisis mediante las diferentes herramientas existentes, especialmente  de las herramientas económico-empresariales.

El tratamiento de la información estructurada se realiza fundamentalmente de forma automatizada.

La búsqueda de la información desestructurada ha de hacerse  a partir de bases de datos documentales internas y externas, utilizando sistemas gestores de bases de datos documentales. Estos sistemas permiten la elaboración de diccionarios terminológicos,  índices y, listados alfabéticos o conceptuales tipo Tesauro. Para ello se utilizan  estrategias de búsqueda dentro de las diferentes fuentes.

Tratar esta información, significa organizarla, estructurarla, clasificarla, codificarla y registrarla.

Mediante el tratamiento se valora  su pertinencia para el objeto del análisis, se la clasifica de forma homogénea en el mayor número de categorías posibles, y se define cada categoría con un solo significado. (Reglas de la pertinencia, homogeneidad, exhaustividad y univocación) según Dña. Sonia Gogova.

La especialización en análisis de contenidos y problemas también requiere de una formación técnica específica que ha de ser ofrecida dentro de las empresas por especialistas en la materia.

Los analistas han de aprender a desestructurar contenidos documentales y problemas reales, entendiéndolos previamente, reorganizándolos  en sus diferentes partes y, buscando entre ellas las relaciones de causa-efecto.

Para ello han de comparar y contrastar hechos, inferir y agrupar causas, predecir consecuencias, y obtener patrones  que permitan reconocer significados ocultos.

Los analistas han de formarse en técnicas de análisis de estructura para poder determinar e interrelacionar los datos/información que formen parte de los problemas analizados, y técnicas de análisis explicativo, para poder determinar las causas, la naturaleza y los efectos de estos problemas, en base a las relaciones/correlaciones identificadas previamente, utilizando en todos los supuestos enfoques descriptivos, comparativos y proyectivos.

La calidad exigida por el Art. 35.3 del Reglamento, en relación con la formación y la especialización ha de estar en consonancia con lo que se está ofreciendo en la actualidad  por universidades, organizaciones y empresas especializadas. Es por ello por lo que las empresas deberán contar con los correspondientes certificados de formación académica del personal destinado como analista en los departamentos de prevención del blanqueo de capitales y de la financiación del terrorismo.

La Ley 10/2010 y su Reglamento de desarrollo, como ha sucedido con otras normativas de cumplimiento, van a propiciar un nuevo salto adelante en la tecnificación de los propios sujetos obligados, lo que finalmente terminará repercutiendo en beneficio de las  empresas.

La obligatoriedad de creación de unidades técnicas para el tratamiento y análisis de la información en determinados sujetos obligados, conecta con uno de los puntos débiles que tienen actualmente bastantes empresas, y que tiene que ver con la creación de INTELIGENCIA.

Hemos de reconocer que esta formación específica no ha sido hasta ahora una parte troncal en la formación de directivos, aunque cada vez más está teniendo importancia para los órganos de dirección, especialmente de empresas fuertes y de multinacionales, que están creando este tipo de unidades y están formando a su personal a través de másteres y títulos de experto.

En la actualidad la creación de inteligencia ha pasado a ser un objetivo esencial de la actividad directiva, porque de ella depende la toma de decisiones con el mínimo grado de incertidumbre.

El “poder” de las empresas no está en la información que puedan llegar a conseguir. Ésta puede ser muy abundante por la multiplicidad de fuentes existentes. El “poder” se basa en la correcta y eficiente gestión de la información necesaria para la toma de decisiones,  y para ello tienen que profesionalizar  su búsqueda, su tratamiento, y su análisis; tanto  de la información interna como de la externa, para lo que han de crear unidades especializadas dotadas  de la tecnología adecuada.

La Ley 10/2010 y ahora su Reglamento, pueden ser una buena excusa  para ponerse a la obra, lo que sin duda beneficiará a las empresas que primero acometan este proyecto.

El proyecto que impone el Reglamento en su Art. 35.3, interpretado bajo los criterios amplios que estoy defendiendo en este trabajo, obligará a  racionalizar y redimensionar las actuales  estructuras internas de investigación de algunas empresas, a centralizar la ubicación de las herramientas tecnológicas que pudieran estar dispersas entre diferentes departamentos, a controlar su uso mediante protocolos de seguridad específicos y,  a conexionar las diferentes bases de datos departamentales.


PASOS PARA INTRODUCIR EN LAS EMPRESAS UN PROYECTO DE ESTAS CARACTERÍSTICAS

La creación de unidades técnicas globales para el tratamiento y análisis de la información es un proyecto que, según Dña. Sonia Gogova debería contemplar, entre otros,  los siguientes aspectos clave:
  • Se han de determinar y delimitar: misión, funciones y  tareas
  • Se han de establecer los modelos de los procesos (indicadores, normativa interna, etc.)
  • Estos se han de interrelacionar con otros procesos ya existentes( como por ejemplo los derivados del examen especial AML)
  • Se han de valorar y adquirir los sistemas y las herramientas de soporte que vayan  a utilizar las unidades técnicas (propietarios, internos, externos)
  • Se han de establecer las fuentes internas y externas necesarias para la creación de inteligencia
  • Se han de diseñar las capacidades y conocimientos que serán necesarios para los integrantes de las unidades técnicas (planes de especialización y formación continua)
  • Se han de crear los instrumentos para gestionar la calidad de la información que se genere
  • Se han de determinar los canales y procedimientos de relaciones interdepartamentales
  • Se ha de establecer los criterios de estandarización de productos, de reporting, de alertas, de escenarios, y de proyecciones


El éxito de un proyecto de esta envergadura requiere, según esta especialista, de diversos factores:

  1. Ha de estar promovido por la Alta Dirección
  2. Ha de tener una ubicación óptima en la estructura organizativa
  3. Su matriz (roles-responsabilidades) ha de estar muy bien diseñada
  4. Ha de contar con un presupuesto específico y suficiente para el acceso a la tecnología y a las fuentes de información
  5. Ha de contar con un diseño y modelación formal y completa de los procesos necesarios para poder crear inteligencia
  6. Ha de contar con un proyecto de formación específica de los analistas
  7. Ha de contar con mecanismos internos para el control de la calidad de la información que se genere
  8. Se ha de trabajar con especialistas en el diseño del mapa de fuentes, servicios, canales y productos internos y externos que podrán ser utilizados
  9. Se han de diseñar los canales bidireccionales de interrelación con proveedores y clientes internos
  10. Se ha de diseñar e instalar un sistema específico, personalizado, bien estructurado y automatizado en los subprocesos.
  11. Se han de establecer los criterios de homogeneización en los procesamientos y análisis de la información cualitativa o desestructurada.


Resulta muy complicado que las empresas que no estén inmersas en este momento en un proyecto de estas características puedan iniciarlo con una visión general, con ocasión del cumplimiento del Art. 35.3 del Reglamento de la Ley 10/2010, pero podrían atender al cumplimiento de la normativa con una proyección de futuro, montando las unidades técnicas para el tratamiento y análisis de la información de la Ley 10/2010 como estructuras nucleares de las futuras UNIDADES TÉCNICAS GLOBALES, para lo que tendrían que trabajar desde el primer  momento con especialistas en la materia, que diseñaran para ellas este proyecto parcial.



Fabián Zambrano Viedma