(Exigencias matizadas
por el Art. 35.3 del Reglamento de la
Ley 10/2010)
En la parte primera de este
trabajo, mis reflexiones giraron sobre la exigencia de exclusividad del Art.
35.3 del Reglamento de la Ley 10/2010 de prevención del blanqueo de capitales y
de la financiación del terrorismo. Según este artículo, los sujetos obligados,
a partir de un determinado umbral cuantitativo, han de crear para el
cumplimiento AML unidades técnicas para el tratamiento y análisis de la
información, que deberán contar también, en dedicación exclusiva, con personal formado
y especializado. En el anterior trabajo traté de buscar una fórmula que
permitiera cumplir con el Reglamento,
pero que al mismo tiempo respetara la libertad empresarial de organización
interna.
La fórmula encontrada y
argumentada, sobre la que profundizaré un poco más en esta parte del trabajo, puede ser perfectamente defendible por los
sujetos obligados y, no representará un mayor esfuerzo económico para las
empresas, puesto que ya está asumida en las actuales estructuras organizativas.
Pero el Reglamento exige también que
el personal AML de las unidades técnicas esté
especializado y posea la formación adecuada en materia de análisis,
de lo que se deriva que los sujetos obligados no pueden conformarse con la
solución formal explicitada en la parte primera de estas reflexiones, puesto
que sólo justificaría la exigencia de exclusividad.
Es por ello por lo que nuestra
Asociación invitó en su día a Dña. Sonia Gogova, reputada especialista en
“Inteligencia Competitiva Aplicada”, para que aclarase a los responsables de
prevención del blanqueo de nuestras entidades, las características mínimas que
deberían tener las “Unidades Técnicas
para el Tratamiento y Análisis de la Información” si queríamos cumplir con estas dos nuevas exigencias
reglamentarias: la especialización y
la formación en materia de tratamiento y análisis de la información.
Lo que sigue constituye una interpretación
personal de los argumentos ofrecidos en la conferencia por esta especialista en
inteligencia competitiva, sobre las implicaciones que para las unidades
técnicas tendrán las exigencias de formación y
especialización.
La formación y especialización en
el tratamiento y análisis de la información requiere de técnicas y herramientas
que no pueden improvisarse, ni dejarse al albur de la buena voluntad de los
departamentos de las empresas. Constituye una materia de conocimiento que está
desarrollada y contrastada a nivel teórico y práctico desde hace muchos
años, en universidades, organizaciones y
empresas.
Centrándonos en las
empresas, debo indicar que esta rama del
conocimiento va penetrando cada vez más en la actividad económica mediante
diversos nombres y objetivos concretos,
como por ejemplo: Inteligencia competitiva, inteligencia empresarial,
inteligencia económica, inteligencia de negocios, etc. Es por ello por lo que
en España existen diversos másteres y
títulos de experto por varias universidades e instituciones, y se están creando
empresas especializadas que se dedican al asesoramiento en estas técnicas.
Como una aproximación a la
materia podría servirnos la imagen de LA
PIRÁMIDE INFORMACIONAL explicada en su conferencia por Dña. Sonia Gogova.
Esta imagen de la pirámide expresa muy bien el proceso necesario para
convertir los datos en información, la información en conocimiento y el conocimiento
en inteligencia.
En la práctica de los negocios,
el principal activo intangible que poseen las empresas es el conocimiento
contrastado que tienen de sí mismas, unido al conocimiento que obtienen:
- del sector en el que operan, y
- de las circunstancias externas que rodean su propia actividad.
Para conseguir este activo
llamado CONOCIMIENTO, las empresas han de dotarse de unas estrategias y herramientas enfocadas
a la búsqueda, el tratamiento y el análisis de aquellos datos internos y
externos que son necesarios para la toma de decisiones, que es lo que constituye la finalidad de la INTELIGENCIA.
Los datos por sí solos no
sirven para crear la inteligencia necesaria
para la toma de decisiones; primero
habrá que convertir estos datos en información mediante un primer proceso, la
información habrá que convertirla en conocimiento mediante un segundo proceso,
y es este conocimiento el que se
utilizará posteriormente por los equipos directivos para obtener inteligencia,
mediante un tercer proceso.
La inteligencia constituye, por
tanto, el vértice de la pirámide
informacional que estamos analizando:
Aunque la optimización de los
procesos no esté entre las prioridades
de las empresas, éstas siempre utilizan en sus actividades diarias, aunque sea de
forma inconsciente, la pirámide informacional.
Veámoslo en un modelo:
En la actividad normal de las
empresas se producen hechos de diversa índole que se convierten en datos mediante los variados procedimientos
establecidos para su recogida y fijación histórica. Este proceso con datos estructurados se realiza de forma
automática por el personal
administrativo de los departamentos, mediante la alimentación de las bases de
datos internas.
Las propias bases de datos estructurados
alimentadas por el personal administrativo, son las que automatizan la
organización de mismos, su codificación, su registro, y su clasificación, para
que puedan ser fácilmente localizados y
consultados.
PRIMER PROCESO
Son dos, los tipos de datos que se
convierten en información mediante el primer proceso de la pirámide
informacional:
- Los datos estructurados (esenciales para el control de la actividad normal de las empresas), explicitados arriba.
- Los datos desestructurados, que se convierten en información tras procesos no automatizados (normalmente realizados por los departamentos que los recogen), en los que se verifican, se ponderan y se les da la relevancia necesaria para los objetivos de su obtención.
Sólo existe información cuando los datos recogidos están contextualizados, tienen un significado
y son relevantes para las empresas.
INFORMACIÓN DESESTRUCTURADA
VERSUS INFORMACIÓN ESTRUCTURADA
Los datos que conforman la información desestructurada son necesarios para
asegurar el desarrollo y la supervivencia de las empresas y, pueden proceder de
las propias empresas, de los sectores en
donde éstas compiten y de las
circunstancias que influyen sobre los mercados en donde operan.
No es lo mismo trabajar con
información estructurada que con
información desestructurada; ésta última es fundamentalmente cualitativa y tiene
un origen diverso no siempre controlado. Es por ello por lo que hay que saber
buscarla, tratarla y analizarla, teniendo en cuenta los objetivos para los que esta
información va a resultar necesaria.
Por el contrario, la información
estructurada contiene los datos que miden los hechos objetivos que suceden en
las empresas. Estos datos pueden ser cuantitativos o cualitativos y, su calidad
es verificada por los departamentos de control interno.
La información estructurada se
almacena en diferentes bases de datos, mediante procesos de alimentación que
están previamente definidos. El
tratamiento de esta información suele estar automatizado.
SEGUNDO PROCESO
La información estructurada y la
no estructurada, sólo podrá ser de utilidad para las empresas si es presentada a los órganos de decisión de forma compresible, para
lo que resulta necesario un segundo proceso de tratamiento y análisis, que tiene por objeto la búsqueda de
inferencias y tendencias. Este segundo proceso es el que convierte la
INFORMACIÓN en CONOCIMIENTO.
Las empresas que nunca se preocuparon de crear unidades técnicas para el
tratamiento y análisis de la información, u otras unidades similares dentro de
sus organigramas organizativos, ya indiqué que realizan en la práctica y de
forma departamental los dos procesos referenciados hasta ahora, aunque no lo
hagan de forma consciente.
Pero para realizarlos han tenido
que incrementar los costes personales y técnicos de estos departamentos, sin llegar
a tener la suficiente seguridad de que el personal que se encarga
específicamente del tratamiento y del análisis
de la información desestructurada y, de
su conexión operativa con la estructurada, posea la formación adecuada.
Esta constatación de posibles ineficiencias,
es la que obliga a las organizaciones a analizar
los problemas que acarrean la obtención y el análisis de la información
desestructurada, y su conexión operativa con la estructurada.
Es verdad que las ciencias
empresariales enseñan muy bien a manejar la información estructurada necesaria
para el funcionamiento de las empresas, porque sin ella no sería posible controlar
la comercialización, la administración, la producción, la financiación, etc.,
pero enseñan muy poco a manejar la información desestructurada y su conexión
con la estructurada. Siendo esto así, los procesos de decisión quedan muy supeditados a la intuición de los
directivos y a la consistencia o no de los datos de información desestructurada
que estos manejan y que resultan necesarios para la toma de decisiones.
Resulta evidente también que una
gran parte de la información desestructurada interna generada en las empresas, queda inservible en poco tiempo porque nadie se
encarga de su tratamiento y análisis. Esto sucede por el movimiento inevitable
del personal que la generó en su día a causa de
las jubilaciones, los ascensos, los despidos, los cambios de
responsabilidad, etc.
Esta información interna no estructurada
se conserva un tiempo en las bases de datos documentales de las empresas y puede ser utilizada fácilmente a través de
búsquedas selectivas dentro de los
sistemas gestores de bases de datos mediante diversos campos, como nombres, fechas, número
de registro, etc., pero para ello los analistas tienen que conocer su existencia y su posible utilidad en la resolución de los
problemas en los que estén trabajando.
Se trata de la ingente cantidad
de información que se oculta en los informes, correos electrónicos, hojas de
cálculo y documentos varios que se generan continuamente en las empresas
y, que se archivan centralmente o dentro de los diferentes departamentos y áreas de producción o cumplimiento.
Para que esta información no
estructurada pueda ser de utilidad a las empresas, previamente ha de ser tratada
por especialistas para su organización y estructuración, mediante su
clasificación, codificación y registro a
partir de los documentos en donde se oculta.
Sólo así podrá ser localizada y
consultada fácilmente por aquella parte de la organización que la necesite.
Éste sería uno de los trabajos transversales de las unidades
técnicas para el tratamiento y análisis de la información.
Junto a la información
desestructurada interna existe la externa que también resulta necesaria para la consecución de determinados
objetivos o para solventar problemas concretos de las empresas. Pero su acceso
requiere del manejo de grandes volúmenes de datos no sistematizados y de orígenes muy diversos, como por ejemplo,
bases de datos externas, datos generados en redes sociales, datos generados en
foros, datos extraídos de las Web’s
mediante técnicas-web semánticas, información obtenida en otros idiomas, etc.
Esta información no estructurada cada vez resulta más
útil a las empresas, pero su identificación y extracción para el análisis
resulta costosa. No es una información predecible como sucede con la
estructurada, ni es perfectamente repetible,
por lo que ha de ser tratada y analizada con técnicas específicas para poder extraer
su significado o para poder valorar su contexto. Dentro de ese proceso de tratamiento
y análisis se ha de comprobar su vigencia, se ha de justificar su validez y confiabilidad, se ha de ponderar su
valor, así como determinar su importancia y relevancia en relación con los
problemas que se pretenden solucionar mediante su obtención.
Las unidades técnicas para el tratamiento y análisis de la
información se encargarían de ofrecer
apoyo técnico a los departamentos que deba generarla y analizarla.
Una vez obtenida esta información
para los objetivos inmediatos de los distintos departamentos, si se quisiera
archivar habría que sistematizarla y homogeneizarla.
La sistematización y
homogeneización para el archivo de esta información no puede dejarse al albur
de los departamentos que la hayan generado,
sino que debe realizarse mediante una unidad especializada que se encargue de
clasificarla en unas determinadas
categorías que tengan un sentido unívoco para toda la organización.
Éste sería otro de los trabajos transversales de las unidades
técnicas para el tratamiento y análisis de la información.
TERCER PROCESO
El tercer proceso es el que
permite convertir el CONOCIMIENTO en INTELIGENCIA.
La inteligencia no es otra cosa
que el conocimiento puesto al servicio de las necesidades de las empresas. Es el resultado del uso activo y productivo
del conocimiento.
Para que exista inteligencia, el
conocimiento ha de estar contextualizado, lo que se consigue mediante el tercer
proceso que conforma la pirámide
Informacional explicada por Dña. Sonia Gogova en su conferencia. En este
proceso, a los datos se le suman inferencias,
suposiciones, consecuencias, recomendaciones, escenarios de acción/reacción,
etc.
Es en este tercer proceso donde se
involucran directamente, junto con las unidades técnicas, los diferentes
órganos de decisión de las empresas, que son los que conocen realmente sus problemas y necesidades y los que están más interesados en encontrar las
soluciones.
En este modelo, los órganos de decisión utilizan a las unidades
técnicas como fuentes de información contextualizada.
FUNCIONES DE LAS UNIDADES TÉCNICAS PARA EL TRATAMIENTO Y ANÁLISIS DE
LA INFORMACIÓN:
Del modelo de la pirámide informacional presentado por
Dña. Sonia Gogova, podemos deducir algunas de las funciones que dentro de las empresas pueden desarrollar las unidades
técnicas para el tratamiento y análisis
de la información.
- Clasificación, codificación y registro de la información desestructurada interna departamental
- Apoyo técnico a los departamentos que generan información desestructurada interna y externa
- Obtención de información desestructurada interna y externa para los órganos de decisión
- Clasificación, codificación y registro de la información desestructurada externa departamental
Teniendo en cuenta estas
funciones, resulta comprensible que las unidades técnicas deban tener dentro de
las empresas un alcance global en el tratamiento y análisis de la información,
y que racionalmente no puedan circunscribirse a la prevención del blanqueo de
capitales y de la financiación del terrorismo.
Han de constituir un punto de
apoyo técnico para las investigaciones que realizan los departamentos
productivos y de cumplimiento. En estas unidades y por motivos de racionalidad
y economicidad, han de quedar centralizadas las herramientas tecnológicas que sean
necesarias para la obtención, el tratamiento y el análisis de la información
desestructurada, junto con los protocolos de seguridad para su uso. Se
encargarían igualmente, bajo el control directo de la alta dirección, de aquellas
investigaciones que fueran sensibles para las empresas, entre las que sin duda
estarían las referidas al blanqueo de
capitales y a la financiación del terrorismo. En cuanto a las investigaciones sujetas
al “examen especial del Art. 17 de la Ley 10/2010”, únicamente los analistas de
las unidades técnicas que pertenezcan también a los departamentos de prevención
del blanqueo de capitales y de la financiación del terrorismo, podrían manejar la
información sujeta a la prohibición de revelación y, los únicos autorizados para el acceso, sin
consentimiento, a las bases de datos referenciadas
en la Ley para la prevención AML.
Bajo mi criterio, una interpretación
del Reglamento en el sentido literal de creación
de las unidades técnicas en exclusividad para la prevención AML, sería un despropósito
técnico y económico muy difícil de soportar para la mayoría de los sujetos obligados.
Desde un aspecto técnico, estas unidades no podrían llegar
a ser eficientes dedicándose sólo al
mono-tema de la prevención del blanqueo de capitales y de la financiación del
terrorismo, puesto que quedarían al margen del conocimiento global de las
actividades de negocio de las empresas, lo que también resultaría perjudicial
para la prevención del blanqueo de capitales y de la financiación del
terrorismo. Duplicarían los servicios, puesto que las empresas, necesariamente
y al margen de la legislación de PBC/FT, irán creando este tipo de unidades con una
vocación de globalidad, si es que no las
tienen ya en funcionamiento.
La exigencia de exclusividad para
las unidades técnicas, sería muy costosa de imponer a una gran parte de las
empresas que están dentro del umbral reglamentario, puesto que se las obligaría a montar estructuras complejas y caras sólo para la prevención del blanqueo de
capitales y de la financiación del terrorismo,
lo que además de resultar
antieconómico desde un punto de vista empresarial, iría contra el
espíritu del Real Decreto 304/2014 por el que se aprueba el Reglamento, que
tiene muy en cuenta los medios limitados con los que cuentan los sujetos
obligados.
La interpretación literal del
Art. 35.3 del Reglamento, sin duda será matizada
muy pronto por la Administración si quiere evitar que esta interpretación
reglamentaria, bajo mi punto de vista incorrecta, termine creando simples estructuras
formales, dentro de aquellos sujetos obligados sometidos al umbral
reglamentario, estructuras que estarían carentes de la formación y
especialización adecuadas.
Bastaría para solucionar este
problema interpretativo, que dentro de los
departamentos de prevención del blanqueo de capitales, existiesen
secciones de analistas pertenecientes a las UNIDADES TÉCNICAS PARA EL TRATAMIENTO Y ANÁLISIS DE LA INFORMACIÓN de
las empresas, que serían los que tuvieran la dedicación exclusiva para las
materias de prevención del blanqueo de capitales y de la financiación del terrorismo.
LA FORMACIÓN Y ESPECIALIZACIÓN DE LOS ANALISTAS.
Según Dña. Sonia Gogova, los analistas
han de ser formados para ser capaces
de desarrollar dentro de las empresas el ciclo de inteligencia competitiva. Este ciclo contiene los
siguientes hitos:
- Entendimiento de las necesidades
- Planificación del trabajo
- Obtención de la información
- Verificación y categorización de la información
- Análisis de la información
- Conclusiones y recomendaciones técnicas
- Comunicación de los resultados
Para que los analistas puedan desarrollar
el ciclo de inteligencia competitiva han de ser seleccionados y formados expresamente
para este objetivo, y han de aprender a
dominar las técnicas y las herramientas de tratamiento y análisis necesarias.
No bastan para ello las experiencias
adquiridas en los departamentos en los
que estos analistas hubieran prestando anteriormente sus servicios.
- Han de dotarse de un pensamiento “sistémico, conceptual, analítico y crítico” que les permita manejar la información de forma eficiente.
- Han de dotarse de la “auto-disciplina” necesaria para superar los retos y las dificultades que supone una investigación orientada a la resolución de problemas y necesidades dentro de las empresas.
- Han de dotarse de un “razonamiento lógico” que les permita desarrollar su trabajo de forma clara, precisa, exacta, relevante, profunda, e imparcial, tanto en el análisis de las fuentes, como en la redacción de los informes.
Esta formación especializada les
facilitará la adquisición de las siguientes habilidades y competencias
genéricas que son necesarias para poder tratar y analizar información, a saber:
- Razonamiento inductivo-deductivo (capacidad de análisis y síntesis; capacidad de tratamiento, interpretación y evaluación de la información; capacidad de coordinación; capacidad de anticipación y prospectiva)
- Pensamiento crítico (capacidad de crítica externa y de autocrítica)
- Creatividad y curiosidad disciplinadas (capacidad de definir y resolver problemas; capacidad de aprendizaje; capacidad de autogestión en el trabajo; capacidad para dominar idiomas)
- Conocimiento del trabajo en equipo (capacidad de trabajar en equipos interdisciplinares; capacidad de flexibilidad y adaptabilidad en el trabajo)
- Prácticas y compromisos éticos.
Al mismo tiempo han de
especializarse en las técnicas del tratamiento y análisis de la información,
como por ejemplo:
- Data Mining
- Web Mining
- Tex Mining
- Análisis de textos (TexQuest, Wudz, Concordance, etc.)
- Análisis estadísticos (de regresión, multifactoriales, etc.)
- Analytics (Google, Mint, Woopra, Piwik, IBM, etc)
- Análisis Estadísticos (descriptivos, inferenciales, etc)
- Etc.
Esta formación y especialización
servirá para que las personas que formen
parte de las unidades técnicas puedan desarrollar de forma eficiente, tanto el
tratamiento como el análisis de la información, especialmente la
desestructurada.
Como vimos anteriormente, la
información estructurada suele estar en bases de datos, que no son más que
conjuntos de datos organizados en registros y almacenados en soportes
electrónicos, que resultan legibles mediante ordenadores, lo que facilita su
análisis mediante las diferentes herramientas existentes, especialmente de las herramientas económico-empresariales.
El tratamiento de la información estructurada se realiza fundamentalmente
de forma automatizada.
La búsqueda de la información desestructurada ha de hacerse a partir de bases de datos documentales
internas y externas, utilizando sistemas gestores de bases de datos
documentales. Estos sistemas permiten la elaboración de diccionarios terminológicos,
índices y, listados alfabéticos o
conceptuales tipo Tesauro. Para ello se utilizan estrategias de búsqueda dentro de las diferentes
fuentes.
Tratar esta información, significa organizarla, estructurarla,
clasificarla, codificarla y registrarla.
Mediante el tratamiento se valora
su pertinencia para el objeto del
análisis, se la clasifica de forma homogénea en el mayor número de categorías posibles,
y se define cada categoría con un solo significado. (Reglas de la pertinencia, homogeneidad, exhaustividad y univocación) según Dña. Sonia Gogova.
La especialización en análisis de contenidos y problemas
también requiere de una formación técnica específica que ha de ser ofrecida
dentro de las empresas por especialistas en la materia.
Los analistas han de aprender a
desestructurar contenidos documentales y problemas reales, entendiéndolos
previamente, reorganizándolos en sus
diferentes partes y, buscando entre ellas las relaciones de causa-efecto.
Para ello han de comparar y
contrastar hechos, inferir y agrupar causas, predecir consecuencias, y obtener
patrones que permitan reconocer
significados ocultos.
Los analistas han de formarse en
técnicas de análisis de estructura
para poder determinar e interrelacionar los datos/información que formen parte
de los problemas analizados, y técnicas de análisis
explicativo, para poder determinar las causas, la naturaleza y los efectos
de estos problemas, en base a las relaciones/correlaciones identificadas
previamente, utilizando en todos los supuestos enfoques descriptivos,
comparativos y proyectivos.
La calidad exigida por el Art.
35.3 del Reglamento, en relación con la formación
y la especialización ha de estar en consonancia con lo que se está
ofreciendo en la actualidad por
universidades, organizaciones y empresas especializadas. Es por ello por lo que
las empresas deberán contar con los correspondientes certificados de formación
académica del personal destinado como analista en los departamentos de
prevención del blanqueo de capitales y de la financiación del terrorismo.
La Ley 10/2010 y su Reglamento de
desarrollo, como ha sucedido con otras normativas de cumplimiento, van a
propiciar un nuevo salto adelante en la tecnificación de los propios sujetos
obligados, lo que finalmente terminará repercutiendo en beneficio de las empresas.
La obligatoriedad de creación de
unidades técnicas para el tratamiento y análisis de la información en
determinados sujetos obligados, conecta con uno de los puntos débiles que
tienen actualmente bastantes empresas, y que tiene que ver con la creación de
INTELIGENCIA.
Hemos de reconocer que esta
formación específica no ha sido hasta ahora una parte troncal en la formación
de directivos, aunque cada vez más está teniendo importancia para los órganos
de dirección, especialmente de empresas fuertes y de multinacionales, que están
creando este tipo de unidades y están formando a su personal a través de
másteres y títulos de experto.
En la actualidad la creación de
inteligencia ha pasado a ser un objetivo esencial de la actividad directiva,
porque de ella depende la toma de decisiones con el mínimo grado de
incertidumbre.
El “poder” de las empresas no
está en la información que puedan llegar a conseguir. Ésta puede ser muy
abundante por la multiplicidad de fuentes existentes. El “poder” se basa en la
correcta y eficiente gestión de la información necesaria para la toma de
decisiones, y para ello tienen que
profesionalizar su búsqueda, su
tratamiento, y su análisis; tanto de la
información interna como de la externa, para lo que han de crear unidades especializadas
dotadas de la tecnología adecuada.
La Ley 10/2010 y ahora su
Reglamento, pueden ser una buena excusa para ponerse a la obra, lo que sin duda
beneficiará a las empresas que primero acometan este proyecto.
El proyecto que impone el
Reglamento en su Art. 35.3, interpretado bajo los criterios amplios que estoy
defendiendo en este trabajo, obligará a
racionalizar y redimensionar las actuales estructuras internas de investigación de
algunas empresas, a centralizar la ubicación de las herramientas tecnológicas que
pudieran estar dispersas entre diferentes departamentos, a controlar su uso
mediante protocolos de seguridad específicos y, a conexionar las diferentes bases de datos
departamentales.
PASOS PARA INTRODUCIR EN LAS EMPRESAS UN PROYECTO DE ESTAS
CARACTERÍSTICAS
La creación de unidades técnicas globales
para el tratamiento y análisis de la información es un proyecto que, según Dña.
Sonia Gogova debería contemplar, entre otros,
los siguientes aspectos clave:
- Se han de determinar y delimitar: misión, funciones y tareas
- Se han de establecer los modelos de los procesos (indicadores, normativa interna, etc.)
- Estos se han de interrelacionar con otros procesos ya existentes( como por ejemplo los derivados del examen especial AML)
- Se han de valorar y adquirir los sistemas y las herramientas de soporte que vayan a utilizar las unidades técnicas (propietarios, internos, externos)
- Se han de establecer las fuentes internas y externas necesarias para la creación de inteligencia
- Se han de diseñar las capacidades y conocimientos que serán necesarios para los integrantes de las unidades técnicas (planes de especialización y formación continua)
- Se han de crear los instrumentos para gestionar la calidad de la información que se genere
- Se han de determinar los canales y procedimientos de relaciones interdepartamentales
- Se ha de establecer los criterios de estandarización de productos, de reporting, de alertas, de escenarios, y de proyecciones
El éxito de un proyecto de esta
envergadura requiere, según esta especialista, de diversos factores:
- Ha de estar promovido por la Alta Dirección
- Ha de tener una ubicación óptima en la estructura organizativa
- Su matriz (roles-responsabilidades) ha de estar muy bien diseñada
- Ha de contar con un presupuesto específico y suficiente para el acceso a la tecnología y a las fuentes de información
- Ha de contar con un diseño y modelación formal y completa de los procesos necesarios para poder crear inteligencia
- Ha de contar con un proyecto de formación específica de los analistas
- Ha de contar con mecanismos internos para el control de la calidad de la información que se genere
- Se ha de trabajar con especialistas en el diseño del mapa de fuentes, servicios, canales y productos internos y externos que podrán ser utilizados
- Se han de diseñar los canales bidireccionales de interrelación con proveedores y clientes internos
- Se ha de diseñar e instalar un sistema específico, personalizado, bien estructurado y automatizado en los subprocesos.
- Se han de establecer los criterios de homogeneización en los procesamientos y análisis de la información cualitativa o desestructurada.
Resulta muy complicado que las
empresas que no estén inmersas en este momento en un proyecto de estas características
puedan iniciarlo con una visión general, con ocasión del cumplimiento del Art.
35.3 del Reglamento de la Ley 10/2010, pero podrían atender al cumplimiento de
la normativa con una proyección de futuro, montando las unidades técnicas para
el tratamiento y análisis de la información de la Ley 10/2010 como estructuras
nucleares de las futuras UNIDADES TÉCNICAS GLOBALES, para lo que tendrían que
trabajar desde el primer momento con
especialistas en la materia, que diseñaran para ellas este proyecto parcial.
Fabián Zambrano
Viedma